El fin de la cultura de la dieta
No tienes que estar ‘a dieta’ para que la cultura de la dieta te afecte. La industria mundial relacionada con la pérdida de peso vende miles de millones de dólares al año y la cultura de la dieta está profundamente arraigada a muchas culturas y países. Como sociedad, estamos constantemente bombardeados a través de anuncios publicitarios y medios de comunicación. Te dejo algunos ejemplos para que veas cómo suele ocultarse a simple vista:
Moralidad de la comida: ‘Hoy me he portado bien; solo he comido una ensalada’, o bien ‘Hoy me he saltado la dieta porque me he comido un trozo de tarta’.
Obsesión por el peso: ‘Esta mañana me he pesado y pesaba 1 kilo más, así que no comeré postre’.
Dietas de moda: ‘He empezado una nueva dieta… Esta dieta me ayudará a perder 4 kilos en una semana’.
Días para saltarse la dieta: ‘Los fines de semana puedo saltarme la dieta y comer lo que quiera’.
Productos dietéticos: ‘Si sustituyo las comidas principales por batidos, podré llegar a mi peso ideal más rápido’.
Estos ejemplos sobre la cultura de la dieta se han convertido en algo habitual dentro de muchas sociedades. Aunque parecen inofensivos, para muchas personas pueden tener efectos perjudiciales en su autoestima y bienestar.
Estos mensajes pueden llevar a seguir dietas bajas en grasas o carbohidratos y regímenes alimentarios ‘sanos’ que promueven patrones de alimentación desordenada. Estos patrones pueden ser dañinos para la salud si se vuelven crónicos o incluyen dietas yo-yo. Además, los mensajes de las dietas se centran solo en la salud física (mediante el tamaño del cuerpo), y suelen ignorar la relación emocional y mental de una persona con su cuerpo y sus elecciones alimentarias.
Una forma de liberarte de la cultura de la dieta es reflexionando sobre la bioindividualidad. Todos somos distintos y cada uno de nosotros tiene antecedentes únicos, una historia y una composición genética distintas, así como deseos, metas y necesidades diferentes.
La cultura de la dieta ignora esto y valora el hecho de esforzarse para tener un determinado tipo de cuerpo. No existe un tamaño de cuerpo que sea razonable para todo el mundo y el tamaño del cuerpo no siempre es un indicador de salud y bienestar.
Del mismo modo, tampoco existe un plan de alimentación que sea el mejor para todos. El hecho de que un tipo de alimentación funcione para una persona no significa que funcionará para otra. Muchas dietas de moda son un ejemplo de esto.
No es fácil liberarse de la cultura de la dieta, pero se puede. Si decides trabajar en ello, no olvides ser compasivo y amable contigo mismo y recuerda que eres mucho más que un cuerpo.