El impacto de la salud física en la salud mental

Nuestra mente y nuestro cuerpo están conectados de muchas maneras. Cuando hablamos de la conexión mente-cuerpo, suele ser en el contexto de cómo la mente afecta al cuerpo. Sin embargo, ¿cómo afecta el cuerpo en la mente?

Lo que comemos, si hacemos ejercicio, si bebemos suficiente agua, la calidad de nuestro sueño, incluso si pasamos tiempo en la naturaleza, puede tener un profundo impacto en nuestra salud mental, tanto negativo como positivo.

Padecer enfermedades crónicas, como diabetes o cáncer, puede afectarnos emocionalmente y aumentar la probabilidad de desarrollar un problema de salud mental. De hecho, casi una de cada tres personas con un trastorno físico de larga duración, padece depresión o ansiedad.

Los síntomas físicos influyen en nuestros sentimientos y pensamientos, y en cómo actuamos. Podemos experimentar efectos positivos en nuestra salud a través de hábitos físicos saludables o cambiando nuestro entorno. Por ejemplo, la actividad física puede ayudarnos a reducir la ansiedad, mejorar el estado de ánimo y ayudarnos a conciliar mejor el sueño.

Nuestro estilo de vida y nuestros hábitos diarios son determinantes para nuestra salud mental, ya que ésta depende de algo más que de nuestra composición genética.

Si nos limitamos a pensar que nuestra salud mental forma parte del destino genético, perdemos la oportunidad de recuperar el control sobre algunos aspectos de nuestra salud.

¿Qué actividades físicas saludables pueden mejorar nuestra salud mental?

Llevar una alimentación saludable

Lo que comemos afecta tanto a nuestra salud física, como a nuestra salud mental. Incluir muchas frutas y verduras, cereales integrales, grasas saludables, pescados y carnes magras, puede ayudarnos a tener más energía, a reducir el estrés y la ansiedad y a dormir mejor.

Las dietas con alto contenido en azúcares refinados se han relacionado con el deterioro de la función cerebral y la depresión.

Tener una buena salud intestinal

Un intestino sano no solo nos ayuda a digerir bien los alimentos. Aproximadamente, el 90% de la serotonina se produce en el intestino, por eso se considera al intestino como el ‘segundo cerebro’, ya que lo que ocurre en él puede afectar a nuestras emociones y salud mental.

Mejorar la calidad del sueño

El sueño ayuda a todo el cuerpo a recargarse. Cada etapa del sueño desempeña un papel importante en la salud cerebral para favorecer el aprendizaje, la memoria y el pensamiento. Si no dormimos bien, el cerebro no es capaz de completar las distintas etapas del ciclo del sueño, lo que puede ser perjudicial para nuestra salud mental. Además, los trastornos del sueño pueden provocar cambios de humor, pensamientos negativos, depresión y ansiedad.


Realizar actividad física

El ejercicio puede ayudarnos a prevenir muchos problemas de salud. Además, ayuda al cerebro a producir y liberar endorfinas, lo que hace que nos sintamos mejor. También nos ayuda a perder peso y a desarrollar masa muscular. Esto puede aumentar nuestra autoestima y mejorar nuestro estado de ánimo y bienestar general.

Estar expuestos a la luz solar

Nuestro cuerpo absorbe vitamina D cuando la piel está expuesta a la luz solar. Además, la luz solar ayuda a producir serotonina y melatonina, que están relacionadas con la función cognitiva y la mejora del estado de ánimo.

La salud es multidimensional, por eso es importante entender que la salud física, mental, emocional y espiritual, están interconectadas e influyen en nuestro bienestar de manera significativa.